China anunció el martes las nuevas medidas económicas como respuesta a los aranceles del 10% que el presidente estadounidense, Donald Trump, impuso recientemente a las importaciones. Entre las iniciativas, destacan los nuevos controles a la exportación, implementados de manera inmediata por el Ministerio de Comercio y la Administración de Aduanas, diseñados para afectar a más de dos docenas de productos metálicos y tecnologías relacionadas, incluyendo el tungsteno (mineral esencial en aplicaciones industriales y de defensa), y el telurio (utilizado para la fabricación de células solares).

Adicionalmente, a partir del 10 de febrero, China aplicará aranceles del 15% a productos derivados del carbón y el gas natural licuado, y del 10% al petróleo crudo, maquinaria agrícola y automóviles de gran cilindrada importados desde Estados Unidos. Estas medidas, aunque significativas, son de menor alcance en comparación con las restricciones impuestas por la administración Trump.

Las medidas de represalia parecen cuidadosamente diseñadas para limitar el impacto sobre la economía china mientras envían un mensaje estratégico a Washington. Por ejemplo, Estados Unidos, aunque es el mayor exportador de gas natural licuado del mundo, destina apenas el 2,3% de esas exportaciones a China, que a su vez importa la mayoría de sus automóviles desde Europa y Japón.

Expertos consideran que esta selección deliberada de productos podría ser una estrategia inicial de Beijing para ganar ventaja en futuras negociaciones. De hecho, China controla más del 80% de la producción mundial de concentrados de tungsteno, un recurso crítico en varias industrias, lo que le otorga una posición estratégica. Sin embargo, los aranceles impuestos afectan a un porcentaje relativamente pequeño del comercio bilateral global, estimado en unos 20.000 millones de dólares, apenas el 12% de las importaciones a China de origen estadounidense, lo cual contrasta con los más de 450.000 millones de dólares en bienes chinos sujetos a aranceles en Estados Unidos.

La historia reciente muestra que alcanzar acuerdos comerciales sólidos no ha sido sencillo. La última negociación entre ambas potencias, iniciada en 2018, resultó en aranceles mutuos sobre bienes por cientos de miles de millones de dólares. Aunque en 2020 China se comprometió a aumentar sus compras de productos estadounidenses en 200.000 millones de dólares anuales, la pandemia de Covid-19 desvió esos planes. Como resultado, el déficit comercial entre ambos países asciende ahora a 361.000 millones de dólares, según datos de aduanas chinas.

A pesar de las tensiones, China sigue exportando a Estados Unidos casi cuatro veces más bienes de los que importa, lo que reduce su margen de maniobra en una guerra comercial prolongada. Por ello, los analistas anticipan que Beijing explorará medidas más diversas, más allá de los aranceles, para responder eficazmente si el conflicto se recrudece.

Según la Casa Blanca, ambos líderes tienen programada una llamada esta semana.

Fuentes:

BBC: Beijing hits back – can China and US avoid trade war escalation?
CNN: China hits back as Trump’s tariffs go into effect