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En entrevista, el embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek, habla del futuro del bloque.
Alemania arrancó este miércoles su presidencia rotatoria de la Unión Europea con dos desafíos mayores, que con seguridad van a concentrar la mayoría de sus esfuerzos y que son claves para el futuro del bloque.
Por una parte, las complejas negociaciones con el Reino Unido para definir cómo será su relación ‘posbrexit’, y la gerencia de los recursos para la etapa de recuperación tras la pandemia del coronavirus, que ha puesto en cuidados intensivos la economía no solo de la región, sino de todo el mundo.
De este y otros temas el embajador de Alemania en Colombia, Peter Ptassek, habló con EL TIEMPO.
Alemania asume la presidencia del Consejo de la Unión Europea en un momento crítico. ¿Dónde se pondrá el acento de esta nueva gestión?
La presidencia en el Consejo de la Unión Europea es muy corta, 6 meses. Por eso no es tan fácil dejar huellas, el acento de la nueva gestión se puso automáticamente por la crisis pandémica. En Europa estamos en fase de poscovid-19, marcada por enormes desafíos económicos. Y la respuesta a esta pandemia a nivel económico será la piedra angular. Otro desafío será afrontar la cohesión de la UE. El fondo de recuperación económica aún no está avalado, por eso la primera tarea será establecer un consenso sobre el volumen y sobre cómo funcionará.
Fomentaremos en este fondo las tecnologías del futuro como una de las lecciones aprendidas de esta crisis. Por eso el enfoque en la transformación digital, la recuperación verde y sostenible, fortalecimiento de las juventudes, así como en políticas de empleo, preguntas sociales y políticas migratorias.
Recuerden que, según las reglas de la UE, Alemania ejercerá la presidencia, pero trabajará estrechamente en ‘trío’ con los dos siguientes países que asumirán la presidencia en 2021. En este caso, el ‘trío’ lo componen Alemania, Portugal y Eslovenia. La idea es darle continuidad a la política de la UE.
El liderazgo de Angela Merkel ha sido un faro indiscutible para Europa en tiempos de crisis, pero este está llegando a su fin en momentos que siguen siendo convulsos. ¿Hacia dónde va la democracia alemana y su influencia en el mundo?
La influencia de Angela Merkel es vista como buen ejemplo, está basada en el análisis científico y si funciona como ejemplo para el mundo, es porque otros países quieren aplicar el modelo, no porque se esté imponiendo como poder. La democracia alemana, aún en una fase pos-Merkel, tiene potencial para ser seguida en áreas del multilateralismo, protección del clima e igualdad de oportunidades.
El mundo está en una situación difícil. Por eso estamos trabajando de la mano con actores convencidos de que un mundo basado en reglas, un mundo multilateral, es un mundo mejor. Y pienso en Colombia y en la iniciativa Latam (Latinoamérica) de nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores para fortalecer a nuestros socios en temas del derecho internacional y el multilateralismo.
Los dirigentes europeos están discutiendo un fondo anticrisis de 750.000 millones de euros, de los cuales 500.000 millones serán transferencias. Alemania lo defiende. Es un cambio de paradigma, un giro de 180 grados en la política alemana hacia Europa comparada con la reacción del período 2010-2012, cuando solo hubo préstamos y con duras condiciones. ¿Qué cambió en Europa y en Alemania para que la reacción sea tan distinta?
El fondo de recuperación económica sí es un cambio en el enfoque de Alemania y tiene que ver con la actual crisis. En la agenda de hoy está la cohesión de la UE y su capacidad de sobrevivir. Y aquí es donde el fondo juega un papel clave.
Tenemos Estados endeudados, y no podemos seguir con préstamos, pero sí con transferencias adecuadas para afrontar esta situación extraordinaria de alto desempleo y deficiencias en infraestructura. Por eso cambiamos nuestra actitud, convencidos de que este fondo es lo que Europa necesita hoy.
Entre la deriva de los Estados Unidos de Donald Trump y el régimen autoritario chino, ¿en qué lugar se coloca una Europa que necesita tanto a Washington como a Pekín como socios comerciales?
La situación actual que vive el mundo sería el mejor argumento para crear una UE como la tenemos hoy. Un Estado del tamaño de Alemania no podría sobrevivir en la confrontación de fuerzas económicas tan grandes en el mundo. Pero Europa sí puede dar ejemplo para defender el libre comercio y las reglas que permitan el intercambio internacional con sus ventajas económicas.
Por eso alentamos tentativas de crear instituciones transnacionales, como la UE. Con Estados Unidos y con China, la UE está en fuertes discusiones sobre cómo organizar el libre comercio. Sin este sistema, los países de economías medianas quedan expuestos a amenazas de los países con economías más fuertes.
La UE favorece un liderazgo no basado en la fuerza, sino en argumentos y en ventajas comunes.
La Comisión Europea presentará en semanas su propuesta de reforma de la directiva de asilo. Los gobiernos de Europa del Este (Polonia, Hungría, Eslovaquia, R. Checa) se siguen negando a recibir un solo refugiado, por lo que el reparto sigue siendo voluntario. ¿Funcionará algo así?
No es un secreto que la cuestión migratoria está en la parte alta de la agenda de los países afectados por ese tema.
El ejemplo más cercano lo tenemos en Colombia, que tiene su política de migración. Igual sucede en la UE, donde sus países son independientes en este tema, es decir, no hay una política de la UE que fuerce a sus miembros a acoger a refugiados.
El tema del asilo no es fácil de tratar hoy dentro de la UE. Los países tienen problemas de desempleo y otras consecuencias de la crisis pandémica. Por eso, la Comisión Europea tiene que avanzar con cuidado para no arriesgar el poco consenso que hay.
Alemania tiene mucha más capacidad que otros gobiernos europeos para ayudar a sus empresas en esta crisis. ¿No altera eso el mercado común europeo?
Alemania está muy comprometida con la creación de este fondo, disponible para todos los países de la UE. En esto, Alemania comparte su capacidad de abordar problemas económicos en tiempos de crisis, hace parte de la idea de solidaridad de la UE, que se materializa con este fondo.
En todo caso, Alemania no tiene ningún interés en crear desbalances. Por el contrario, vemos que la UE está funcionando y todos ven que hay un bien común, todos salen beneficiados de esta política europea. Alemania está convencida de que vale la pena invertir en estas herramientas comunes aptas para resolver problemas que el Estado nacional no puede resolver.
La voz cantante de las relaciones de la UE con América Latina habitualmente la ha asumido España, pero sabemos que Alemania tiene mucho que decir. ¿Alguna política en particular dirigida hacia esta región?
España sigue jugando un papel importantísimo en las relaciones con Latinoamérica. Dejó sus huellas en este continente: Estado de derecho, derechos humanos, inclusión social. No queremos entrometernos en eso.
En el marco de la UE, Alemania ofrece el modelo de instituciones transnacionales. Buscamos también socios para soluciones multilaterales y no de confrontaciones bilaterales. Por ejemplo, la iniciativa LAKINI2020 que tiende puentes hacia Latinoamérica. Igualmente, los temas de protección del medioambiente y el cambio climático.
Colombia es un país megadiverso, con riqueza enorme en biodiversidad para ser protegida y, a la vez, aprovechada en oportunidades económicas, sin destruir estos valiosos recursos.
¿Cómo garantizará Alemania que una eventual vacuna contra la covid-19 sea universal, al igual que los tratamientos, y que no sean un trofeo para los laboratorios farmacéuticos?
Por el momento, aún no tenemos una vacuna. Y no sabemos quién ganará esta carrera. Lo más importante es que quien llegue a ella primero, la ponga a disposición de todo el mundo y que no sea solo para los ricos o los más poderosos. En la búsqueda de la vacuna estamos cooperando con países que tienen nuestra misma actitud, pero lo cierto es que no se sabe quién la conseguirá primero y cuál será su norte.