La administración Trump intensificó esta semana su disputa con China en la Organización Mundial del Comercio, al proponer un proyecto en el Consejo General que ratificaría el compromiso de la OMC con las «políticas orientadas al mercado»,al tiempo que critica las acciones contrarias a libre comercio que ha atribuido anteriormente a China.
EE.UU. ha señalado frecuentemente a la economía de China como una fuente de políticas dañinas para el comercio, negando al país la categoría de economía de mercado en sus investigaciones antidumping. Las críticas de Washington han llegado a la OMC, con el país asumiendo la causa de la economía de mercado en discursos recientes y ante el Consejo General. EE.UU. también ha argumentado en numerosas ocasiones que la OMC no está equipada para lidiar con la China del siglo XXI.
La propuesta de la administración Trump adopta una postura firme contra los países no reconocidos como economías de mercado, sin embargo, no especifica las acciones que la institución podría tomar para hacer frente a los miembros que se considera están afectando el libre mercado, ni la forma cómo se categorizarían como tales.
«El Consejo General ha decidido adoptar esta declaración sobre la importancia de las condiciones favorables al mercado para el sistema comercial mundial», se lee en la propuesta, argumentando que la OMC fue fundada para promover un sistema de comercio global «basado en políticas abiertas y orientadas al mercado», citando la Declaración de Marrakech de 1994.
«El Consejo General expresa su seria preocupación por las políticas y prácticas no orientadas al mercado que han resultado en daños al sistema de comercio mundial y conducen a un exceso de capacidades, crean condiciones competitivas injustas para los trabajadores y las empresas, dificultan el desarrollo y el uso de tecnologías innovadoras, y socavan el buen funcionamiento del comercio internacional «, continúa.
La propuesta probablemente se discutirá en la próxima reunión del Consejo General los días 2 y 3 de marzo. Teniendo en cuenta que el objetivo del proyecto es China, y dado que la OMC funciona por consenso, sus posibilidades de adopción son nulas.
Si se adoptara, los miembros de la OMC estarían aceptando que «las condiciones orientadas al mercado son fundamentales para un sistema de comercio mundial libre, justo y mutuamente ventajoso», y que los «ciudadanos y empresas de los países miembros deben operar en condiciones orientadas al mercado», dice la propuesta.
El proyecto continúa enumerando qué circunstancias serían necesarias «para que existan condiciones favorables al mercado». Específicamente, la propuesta dice que las decisiones tomadas por las empresas sobre precios, costos, ventas, insumos, compras, inversiones y asignación de capital «se determinan libremente y se toman en respuesta a las señales del mercado».
Dice además que «los precios de capital, mano de obra, tecnología y otros factores están determinados por el mercado» y «las empresas están sujetas a normas contables reconocidas internacionalmente». También, argumenta que las empresas deben estar sujetas a las leyes de corporaciones, quiebras, competencia y propiedad privada orientadas al mercado con el recurso adecuado, y deben poder «acceder libremente a información relevante» para tomar sus decisiones.
Finalmente, tal vez en su señalamiento más flagrante contra China, la propuesta dice que «no debería haber una interferencia significativa del gobierno en las decisiones empresariales descritas anteriormente». EE.UU. ha acusado repetidamente a China por sus empresas estatales, impugnando esas políticas a través del mecanismo de solución de controversias.
Las políticas favorables al comercio son necesarias «para lograr condiciones de mercado críticas para garantizar la igualdad de condiciones», concluye la propuesta.
EE.UU. ha estado impulsando la línea de economía de mercado en la OMC durante los últimos meses, incluso en declaraciones durante la última reunión del Consejo General en diciembre, cuando el embajador de EE.UU. en la OMC, Dennis Shea, argumentó que los países no reconocidos como economías de mercado «amenazan» los objetivos de la OMC.
En un discurso a principios de este mes en el Instituto de Política de la Sociedad de Asia, Shea identificó el trabajo de los EE.UU. para «promover políticas orientadas al mercado» como una de sus principales prioridades en la reforma de la OMC, junto con sus continuos esfuerzos para restringir el trato especial y diferenciado, y mejorar la transparencia.
China ha rechazado el ataque de EE.UU., argumentando que reformar la OMC significa respetar «modelos económicos divergentes» como el de China. Beijing también ha desafiado en la OMC las designaciones de país no reconocido como economía de mercado de EE. UU. y la Unión Europea en investigaciones antidumping. Sin embargo, China retiró su caso contra la UE el año pasado, dado que se enfrentaba a una derrota significativa, según algunos reportes.
Si bien EE. UU., por el momento, no cuenta con apoyo en sus propuestas sobre países no reconocidos como economías de mercado, algunos miembros de la OMC están en gran medida de acuerdo con sus opiniones, e incluso con sus acciones. EE.UU., la UE y Japón emitieron una declaración trilateral el mes pasado con el objetivo de cambiar el Acuerdo de Subsidios de la OMC para imponer disciplinas más estrictas a países como China. El embajador de Nueva Zelanda en la OMC, David Walker, presidente entrante del Consejo General, argumentó a principios de este mes que, aunque no creía que etiquetar economías y mercados fuera útil, los miembros deben abordar el tema de las políticas desfavorables al comercio y sus efectos distorsionadores.
Esto se hace eco de un punto que el Director General de la OMC, Roberto Azevêdo, hizo a principios de este mes. Dijo que la OMC «no fue construida para cambiar los modelos económicos de los países» y sostuvo que era «poco realista» esperar que lo hiciera. En cambio, argumentó que abordar el problema requeriría nuevas reglas y cerrar vacíos legales.
Fuente: Inside Trade