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Arancel al carbono, ¿una nueva guerra comercial?

La Unión Europea desarrolla este gravamen, que se impondría a las importaciones de productos que contaminen desde su producción.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China aún no se ha terminado, mientras que las tensiones arancelarias que generó el gobierno de Donald Trump contra una gran cantidad de países sigue vigente. Ahora, una nueva medida podría revivir estas peleas e, incluso, generar nuevos conflictos internacionales.

Se trata del arancel al carbono (Border Carbon Tax) que la Unión Europea está desarrollando como parte de su Pacto Verde, con el que pretende tomar el liderazgo mundial en la lucha contra el cambio climático.

De acuerdo con Federico Steinberg, investigador principal de Economía y Comercio Internacional del Real Instituto Elcano, en un comentario reciente, explicó que “se trataría de un arancel a los bienes importados que utilicen en su proceso tecnologías muy intensivas en CO2. Trataría de evitar el dumping medioambiental ya que la UE pretende además establecer un impuesto a la generación de CO2 en la producción europea. La lógica es que se tendría una producción nacional más limpia, pero si otros países quisieran vender sus productos dentro, deberán pagar un arancel o contaminar menos”.

Esta medida se encuentra en proceso de desarrollo, pues la Comisión Europea encargó crear este arancel lo más pronto posible, pero para que esté ajustado a las normas de la Organización Mundial del Comercio.

No obstante, aunque la medida no se ha lanzado, Estados Unidos y China ya la han criticado y han amenazado con represalias en caso de ejecutarse.

“Es probable que el arancel genere una respuesta por parte de otras potencias. Primero, la UE deberá defenderlo ante la OMC. Si la institución confirma la posibilidad de aplicar el arancel, es probable que las respuestas de EE. UU. y de China sean unas represalias comerciales. Por lo tanto, contribuiría al movimiento global hacia el proteccionismo. No sería necesariamente una guerra comercial, pero los flujos comerciales se verían afectados”, señala Jean-Marie Chenou, profesor de economía política internacional de la Universidad de lo Andes.

Raj Bhala, profesor distinguido de derecho internacional de la Universidad de Kansas, apunta también hacia esa dirección, e incluso ve la posibilidad de un conflicto mayor. “Definitivamente, un arancel de carbono que la UE impondría unilateralmente, sin consultar con sus socios comerciales, especialmente los más importantes como Estados Unidos, China e India, exacerbaría las relaciones comerciales ya tensas. Existiría el potencial para una nueva guerra comercial”.

IMPACTO EN EL COMERCIO

Más allá de que este arancel suponga una buena medida en la lucha contra el cambio climático, pues muchos expertos han apuntado que podría ayudar en esa materia, los analistas también apuntan que el comercio mundial podría verse perjudicado.

“Legalmente, los impuestos al carbono plantean varias cuestiones en el marco del GATT y otros acuerdos de la OMC. También pueden generar controversias en virtud de los TLC en los que la UE es parte, o que el bloque busca negociar en la relación posterior al Brexit”, resalta Bhala.

Chenou, por su lado, deja claro que gran parte del sector productivo de la Unión Europea seguirá necesitando las importaciones. “El arancel sería una forma de proteccionismo verde que privilegiaría el consumo en la UE de productos europeos. Sin embargo, existen muchos sectores en los cuales las economías de la UE necesitan importaciones. Frenaría los flujos comerciales hacia el bloque, aunque no creo que se pueda ver como el fin de la globalización comercial”, aseguró el experto de los Andes.

Por supuesto, la otra gran pregunta que se hacen los expertos es cómo serían las métricas para establecer la cuantía del arancel, pues se entiende que iría en relación con la contaminación que genere su producción.

Javier Díaz, presidente del gremio exportador Analdex, cuestiona que “realmente no es un tema fácil, pues no se sabe cómo se haría la medición. ¿Cómo se aplicaría? Se habla de la contaminación de la industria, pero ¿se incluirían sectores como la ganadería que es responsable de emisiones altas? ¿Qué diría Francia que es potencia del sector? Creo que valdría la pena antes pensar en un impuesto en la OMC”.

Por último, Chenou también resalta que forma parte de la agenda geopolítica de la UE. “El arancel busca al mismo tiempo promover la producción europea frente a las importaciones y obligar a los demás a adoptar medidas para disminuir la huella de carbono. Es un actor global importante porque tiende a exportar sus normas gracias a la atractividad de su mercado con alto poder adquisitivo. Por esto, persigue unos objetivos de política internacional, como el de imponer su agenda de lucha contra el calentamiento global y otros objetivos económicos”.

Fuente: Portafolio

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